Carmelo Rodríguez Martel: “La designación de pitar un Clásico no es como cualquier otra”

Screenshot

El 10 de mayo de 1997, el árbitro Carmelo Rodríguez Martel se convertía en el segundo colegiado canario en pitar un Clásico. Fue, seguramente, el momento más destacado de una carrera de siete años en la élite del fútbol español donde pudo compartir césped con alguno de los mejores jugadores del planeta. Repasamos la trayectoria y las vivencias de aquel partido con Rodríguez Martel, ahora convertido en orgulloso delegado en la UD Vecindario de la Regional Preferente de Las Palmas.

Carmelo Rodríguez Martel nos cita en el Campo Municipal de Vecindario, escenario que albergó el fútbol profesional durante una temporada con el histórico ascenso de la UD Vecindario a 2º división. El exárbitro vivió aquel ascenso como delegado del equipo de Pacuco Rosales: “Fueron nueve años maravillosos donde tuvimos descensos de 2ºB a 3º, pero también ese ascenso a 2º división” recuerda Rodríguez Martel.

Tras pasar por la UD San Fernando y el CD Ingenio, este verano regresó al club blanquinegro. “Le tengo mucho cariño al club” asegura. Carmelo Rodríguez Martel entiende que su función de delegado es la de esa figura dentro del equipo que “tiene que tener la tranquilidad de estar siempre comunicativo con el árbitro, siempre dentro del cariño que se merece ese árbitro. Independientemente que se pueda equivocar, pero la tranquilidad que debe transmitir el delegado va a ir siempre en beneficio del fútbol y de tu equipo”.

PUBLICIDAD

“Es una faceta muy bonita porque creo que estamos más cerca del árbitro que los jugadores” sentencia Rodríguez Martel con la experiencia de haber pitado hasta siete temporada y casi un centenar de partidos en la Primera División. Todo empezó en 1979 cuando un compañero de la hostelería, sector en el que siempre ha trabajado, le convenció para probar en el arbitraje.

“Realmente quería hacer actividades físicas. Lo mismo que estaba jugando al frontenis que haciendo atletismo. Un compañero me convenció y fuimos tres a probar en el arbitraje y el único que se quedó fui yo porque los otros dos me abandonaron a los 15 días porque no aguantaban a los padres” explica Carmelo, que asegura que “haber sido árbitro de fútbol ha sido muy grande porque me ha dado la posibilidad de crecer como persona”.

Rodríguez Martel fue ascendiendo categorías de manera meteórica, 12 años después de comenzar en el arbitraje, ascendió a Primera División, debutando en la temporada 90/91 en un encuentro que enfrentó a Espanyol – Logroñés. 

Pero antes de llegar a ese punto, hubo otro árbitro que marcó su trayectoria: “José Merino González y también Tomás Jiménez Moreno fueron dos personas importantes. Pero en especial Merino, fue la persona que más me cuidó. Yo actué mucho con él y sus designaciones eran muy importantes: clásicos, derbis sevillanos, madrileños…” recuerda Carmelo.

“Lo recuerdo con mucho cariño. A medida que yo iba ilusionándome, mejorando y entrenando cada día para estar bien, yo le llegué a decir a Merino: ‘yo te voy a alcanzar, me hace ilusión alcanzarte’. Y recuerdo que años después, cuando le alcancé, me dijo ‘Carmelo, tenemos una cena pendiente’. Para mí fue muy importante su figura” explica Rodríguez Martel.

Aunque asegura que durante sus siete temporadas en Primera División “cada designación era una final”, hay un partido en su trayectoria que marcó un punto de inflexión: el Clásico del 10 de mayo de 1997. Un partido que enfrentó a FC Barcelona y Real Madrid en la jornada 37 de liga y del que aún guarda una copia del acta en su casa.

“Ese partido se vive con mucha intensidad, el árbitro que diga que es una designación como cualquier otra… ¡En absoluto es así! Tiene una tremenda responsabilidad, se paraliza el país da igual la clasificación que tenga cada uno de ellos” expresa Carmelo Rodríguez Martel.

“Me fui desde el jueves, porque quería marcharme para allí y estar tranquilo. El partido era el sábado. Hice la reserva de las habitaciones a nombre de uno de mis asistentes, para intentar evadir los medios, pero me localizaron” relata el exárbitro que recuerda que “ya solo con el himno, ya estaba volando porque es una responsabilidad tremenda”.

El partido se decidió por un penalti al filo del descanso a favor del FC Barcelona: “Fue una situación de una decisión muy importante que tenía que tomar, que como consecuencia de ello hay un resultado final. La opinión era un poco dividida, si era o no penalti. Yo esperando esa moviola de los lunes para verlo” rememora.

“Un árbitro grancanario tuvo la posibilidad de estar allí y con sumo placer lo hice defendiendo a mi isla. Tienes el agradecimiento de haber estado en un partido enorme que con el paso del tiempo me siguen recordando con mucho cariño” sentencia Carmelo Rodríguez Martel.

A parte de ese clásico del fútbol español en 1997, el grancanario pitó casi 100 partidos en la élite: “eran designaciones importantes, independientemente de la clasificación, como para jugártela en cada partido” explica. Compartió césped con alguno de los mejores futbolistas de la historia del fútbol, por ejemplo, fue encargado de impartir justicia en el último partido de Diego Armando Maradona en España, en un Sevilla 1-1 Burgos de 1993.

“Había futbolistas como Hristo Stoichkov, que había que premiarle con el aspecto psicológico mucho más que a otros. De Guardiola no me sorprende nada porque desde que estaba en el campo manejaba los partidos a base de estar hablando. El caso del Cholo Simeone era igual, un tío competitivo que siempre quería ganar” rememora Rodríguez Martel.

“Cuando ponía los pies en la tierra, que era cuando volvía, mi comité me decía, Carmelo, vete a pitar un juvenil o un infantil y yo evidentemente iba. Siempre entendí que el árbitro era un docente más” explica. 

Y es que Carmelo Rodríguez Martel siempre intentó aportar algo desde su faceta como colegiado “Dentro de mi trayectoria, siempre tuve una cosa muy clara: Tu tienes la capacidad de tomar decisiones en base a un reglamento, pero lo importante es que el futbolista esté preparado para el error. Había un poder de comunicación tan cercano que era bonito”.

Ese poder de comunicación siempre fue uno de los objetivos de Martel, que independientemente de la categoría, se aprendía los nombres de los 22 futbolistas antes del inicio del partido: “Si tienes un poder de comunicación mayor llamándole por el nombre, hazlo no hay problema ninguno. Yo por ejemplo al futbolista le premiaba con decirle ‘venga inténtalo de nuevo’ si no le salía el pase por ejemplo” explica.

“Yo creo que el árbitro debe ser un referente importante dentro del mundo del fútbol” piensa Carmelo Rodríguez Martel, que pide una actuación más contundente contra los protagonistas de los episodios de violencia en los campos de fútbol: “Desde la propia federación se podría hacer más. Me atrevería a decir que hay situaciones en las que personas siguen entrando a las instalaciones cuando han generado muchos problemas. Yo creo que una de las cosas que hay que hacer es: persona que crea un problema en un campo de fútbol, persona que no vuelve a entrar a ningún campo de fútbol”.