El alero argentino Jorge Racca está presente en la II CBGC Summer Academy, reconociendo que «el crecimiento del club es espectacular».
Repasando la lista de apellidos de la II CBGC Summer Academy, se encuentra con uno de mucho lustre y que retrotrae automáticamente a aquellas matinales de domingo en la Avenida Marítima. Nacido en el año 2009, Agustín es uno de los participantes de este internacional evento organizado por el club. ¿Su apellido? Racca. Sí, el mismo que el de aquel alero argentino de La Pampa que maravilló entre 1998 y 2000 a la afición grancanaria en el Centro Insular. Jorge, su padre, es uno de esos jugadores que se ha quedado en el recuerdo de la parroquia claretiana.
«Recuerdo el pabellón a tope, el ‘Pío Pío’ en un CID a reventar, que nos permitía ganar los partidos en los últimos minutos» expresa Jorge Racca. «La gente empezaba a zapatear, era un pabellón muy ruidoso y acogedor. Recuerdo que muchos partidos contra Barcelona, Real Madrid, o Valencia, los decidía la afición» añade el alero argentino, mundialista y olímpico con la albiceleste, y clave en aquel curso 99/00 en el que se lograron las primeras clasificaciones a Copa del Rey y Playoff.
Racca no puede sino asombrarse al descubrir los entresijos del Gran Canaria Arena. «El crecimiento ha sido increíble, espectacular. Sigo al club desde la distancia, pero presencialmente sorprende» comenta, a la par que añade que «entrar a este pabellón, ver la organización que tienen, estar ya 30 años seguidos en la ACB y disputando los puestos de arriba… Vi los comienzos, y es un orgullo ver cómo se ha consolidado y haber sido parte de la historia cuando arrancaba».

Su seguimiento a los canales de comunicación del club le hizo descubrir la CBGC Summer Academy. «Cuando vi esta academia me pareció espectacular para que mi hijo aprenda lo que es una organización de élite, la enseñanza que dan, cómo se hace la carrera de un jugador» explica. «Por eso hicimos kilómetros, porque residimos en Coruña, y vinimos acá».
El exjugador argentino se dirigió a los chicos y chicas de la II CBGC Summer Academy para hablar de su trayectoria, de la importancia del trabajo en verano, y de lo que significa ser un jugador de baloncesto profesional. Con atención escuchaba su hijo Agustín, que en apenas un par de horas de evento ya sabe que se trata de «una experiencia para toda la vida. Estar con compañeros de todos los países, comunicarte con ellos. El entrenamiento te acerca a una carrera profesional, es algo que te queda para toda la vida». El joven añade que espera volver a su casa «con un buen recuerdo del club. Me parece que hay un nivel elevado de las personas de mi edad, con las que he jugado. Espero aprender a jugar individualmente y con el equipo».
Agustín, nacido en 2009 en tierras gallegas, se define como un «alero al que le gusta tirar de tres tras bote, o tirar en suspensión tras botar fuerte hacia canasta». Fuera de cámara, su padre Jorge bromea con que a su hijo le gusta «atacar más el aro y ser más incisivo, yo tiraba mucho más de fuera».
Dos temporadas pero un recuerdo imborrable el de un Jorge Racca que a base de triples y de coraje se ganó un hueco en el corazón de todos los aficionados claretianos que llenaban las gradas del Centro Insular aquellos domingos del 98, el 99, y el año 2000. Una huella que, a la vista de la presencia de su hijo en el evento del club, también acabó tomando forma en el corazón del alero argentino.