La Unión Deportiva Jinámar celebró este viernes su 50 aniversario con un emotivo acto que reunió a más de 150 personas en el local social del barrio, en una jornada que sirvió para honrar su historia, su identidad y a quienes han sostenido su trayectoria a lo largo de medio siglo. Entre los asistentes, destacó la presencia institucional de la Federación Interinsular de Fútbol de Las Palmas (FIFLP), representada por sus vicepresidentes Pepe Vega —antiguo presidente y fundador del club—, Fran Reyes y Reinaldo Montesdeoca.
El evento, promovido por la directiva actual de la UD Jinámar en colaboración con la Asociación de Vecinos La Concepción, rindió homenaje a los seis presidentes que han liderado la entidad desde su fundación en 1975. José Vega Hernández, Fermín Pérez Santana, Dolores Chirino Santana, Maximino Quintero Hernández, Antonio Rafael Santana Delgado y José Ramón Rodríguez Santos (a título póstumo) fueron reconocidos con un cálido y prolongado aplauso del público, entre recuerdos, anécdotas y emoción compartida.
La Federación quiso acompañar a un club que ha sido ejemplo de compromiso vecinal, integración a través del deporte y motor de cohesión social en uno de los barrios con más arraigo futbolístico de Telde. Especialmente significativa fue la presencia de Pepe Vega, actualmente vicepresidente de la FIFLP, quien fundó el club en su juventud y recibió el cariño de todos los presentes.
Durante el acto también se escuchó de nuevo el himno oficial del club, compuesto por Gustavo Sarmiento en 2005, que simboliza ese vínculo indeleble entre el fútbol y la identidad de Jinámar. El regreso del club a la competición el próximo mes de septiembre marca el inicio de una nueva etapa, con savia nueva en la directiva pero con la misma pasión de siempre por unos colores que representan mucho más que un equipo.
Desde la FIFLP se felicita a la UD Jinámar por estos cincuenta años de historia y se le traslada todo el apoyo institucional en su nueva etapa. La historia de un club modesto, nacido del esfuerzo colectivo, sigue viva en cada niño y niña que corre tras un balón en Jinámar. Porque el fútbol, como la memoria y el barrio, también se hereda.